El acto de entregar trofeos económicos a los integrantes de cualquier equipo proporciona un estímulo extraordinario y les motiva a seguir esforzándose e incluso a mejorar. De la misma manera, los que no hayan tenido la suerte de recibir este reconocimiento también pueden sentirse animados a continuar intentándolo en una próxima ocasión.
El significativo impulso moral que supone el galardón actúa de forma positiva sobre cada uno de los deportistas, con independencia de la disciplina practicada y de la edad de los participantes. Desde los escolares, los jóvenes de educación media o universitaria hasta los más veteranos, todo el mundo se recrea en el placer de recibir públicamente una recompensa por una labor bien realizada.
El éxito asociado a las actividades deportivas depende en parte de habilidades naturales, pero de manera especial responde a la preparación física, el entrenamiento continuo y, sobre todo, a la actitud mental. Esta última es eficazmente motivada con palabras de estímulo y con reconocimientos tangibles que los orgullosos ganadores puedan mostrar a otros.
Los niños necesitan, durante su crecimiento, obtener información de un sinnúmero de fuentes que les preparen, de modo general, para la carrera universitaria que posteriormente elegirán y, en última instancia, para la vida. Así, aprenden sobre ciencias naturales, matemáticas, lenguaje, química, psicología, geografía, historia, etc.
Pero una de las materias que se repiten año tras otro es la educación física, la Cenicienta de los cursos escolares. La razón de denominarla de este modo es que mucha gente considera que está allí de relleno y solo sirve para que los estudiantes se entretengan un poco, cuando en realidad ocupa un lugar preponderante en el proceso de desarrollo del individuo.
Los deportes individuales como el atletismo y la natación sirven para acondicionar el cuerpo, fortalecer los músculos, el sistema cardiovascular y el respiratorio, aumentar la fuerza, la agilidad y la coordinación motora y mucho más. Toda esta preparación del organismo favorece la función cerebral y el perfeccionamiento del pensamiento analítico, es decir, estimula la inteligencia.
Por otro lado, los deportes grupales como el fútbol, béisbol, vóleibol, baloncesto, tenis, etc. permiten que los jugadores aprendan a trabajar en equipo, a luchar por una meta común y a coordinar sus esfuerzos de una manera inteligente para alcanzar el triunfo deseado. Asimismo, estimula su capacidad de comunicación verbal bajo una situación de estrés y mejora sus relaciones interpersonales.
El resultado de tal esfuerzo, individual o grupal, es agradablemente reconocido cuando los atletas reciben un trofeo, ya sea una medalla, una copa o cualquier otro objeto que represente ese gran logro. Este premio que los ganadores se llevan a casa o colocan en una fuente de exhibición en su centro educativo, es la recompensa buscada y esperada por un trabajo bien hecho. Y, además, a futuro se convertirá en un feliz recuerdo de una época gloriosa e inolvidable.